Esta es una aventura nueva en la que me embarco con gran ilusión. De pequeño acompañé a mi padre, todas las noches, a dejar su material a El Gráfico y desde entonces me “envenenó el olor a tinta de imprenta” -como decía él que le sucedió- y al parecer no es algo que se cura fácilmente. Sin embargo, de mi padre también aprendí que en un blog uno puede desarrollar los temas que uno quiere y con la extensión que a uno le plazca. Yo nunca sufrí censura alguna, pero vaya si no es una práctica común que, sotto voce, se sigue practicando en algunos medios de comunicación.
En la vida nos enfrentamos constantemente al cambio; en nuestras vidas personales, laborales, profesionales, en nuestras relaciones amistosas, etc. No hay nada permanente. Todo cambia. A Heráclito se le atribuye haber dicho: “lo único constante es el cambio”.
Para el budismo, la transitoriedad o “impermanencia” es una de sus doctrinas esenciales; si todo es transitorio, aferrarse a algo es un esfuerzo vano y lleva al sufrimiento. Tener lo anterior presente y practicarlo en todos los aspectos de la vida es una tarea casi herculeana, pero vale la pena.
Empezar a escribir en este blog representa una nueva etapa en la que aplicaré los mismos principios que he tenido -y mantenido- en mis escritos anteriores. Esperen encontrar en mis escritos, franqueza y honestidad.
Acá podré, además, abordar temas que trascienden la coyuntura política; la experiencia humana es demasiado rica como para enfocarse exclusivamente en un asunto. Encontrarán acá, pues, pensamientos y sentimientos acerca de mi experiencia de vida. Espero que les interese.
Haciéndoles esta invitación, les pido también paciencia y comprensión si alguna vez me equivoco; si lo hago no será con dolo y son bienvenidas las aclaraciones y comentarios. Como estoy seguro de que pasará también, recibiré críticas que son bienvenidas siempre y cuando se mantenga el respeto; no tenemos por qué estar de acuerdo, pero el disenso no es motivo para la ofensa. De esa misma cuenta, si ofendo a alguien en forma personal, tendré la humildad de disculparme.
Los invito a seguirme y a leerme. Ofrezco a cambio, como ya dije, franqueza y honestidad.
De nuevo, ¡bienvenidos a mi blog!