JAKELIN CAAL

Hace unos días nos enteramos de la muerte de Jakelin Caal, una niña guatemalteca, originaria de Alta Verapaz, mientras estaba “bajo la custodia” de la policía de frontera de Estados Unidos, la USBP por sus siglas en inglés.  La niña de 7 años murió luego de dos infartos provocados por su precaria condición de salud; fiebre de más de 40 grados y deshidratación.  Las causas de esa temperatura y deshidratación fatales son las que están bajo investigación, así como la responsabilidad que podrían haber tenido los agentes que la tenían en custodia. 

Voy a empezar por lo obvio: ninguna persona, mucho menos una niña, debiera tener que abandonar el lugar donde nació. Las causas son más que conocidas: falta de oportunidades, pobreza extrema, violencia y delincuencia, etc.  No es mi intención trivializarlas, solamente las enumero. 

Tampoco podemos soslayar que el trayecto desde Guatemala hasta la frontera sur de Estados Unidos, pasando por el desierto de Sonora, Chihuahua o de Coahuila -a pie buena parte del trayecto- es brutal y, como en este caso, mortal tratándose de una niña de 7 años. 

Entre las causas de esas causas de la migración podemos incluir a la corrupción; la corrupción y la impunidad que han afligido esta tierra durante buena parte de su historia, roban oportunidades a las personas que deben ser atendidas por mandato legal, pero, sobre todo, por mandato moral por el Estado.  Hay guatemaltecos que nacen en condiciones infrahumanas que muchos de nosotros no podríamos ni imaginar.  Y yo no pretendo hablar con propiedad tampoco, pues lo poco que pueda conocer de la realidad nacional estoy seguro de que no rasca la superficie de lo que realmente vive muchos de mis connacionales.  Tengo, eso si, el recuento que me dan amigos que si conocen el interior y las condiciones en las que “viven” millones de chapines. 

Otra “causa de causa” es la política migratoria de los Estados Unidos y su endurecimiento en el gobierno de Trump; de no ser tan drástica, seguramente la pobre niña y su padre hubiesen podido llegar a la frontera e inmediatamente pedir asilo y ser trasladados a algún albergue, en lugar de un centro de detención a más de 90 minutos de donde fueron aprehendidos. 

Sin trivializar o menospreciar todas esas causas que llevaron a la muerte de la pequeña, quiero hacerle algunas reflexiones al respecto para que en este mar de información, noticias falsas y algunas de ellas tendenciosas, usted, querido lector, pueda lamentar como se debe la muerte de Jakelin sin caer en la trampa de los azuzadores de siempre.

Sin que todavía se tenga un reporte médico forense de la o las causas de la muerte de Jakelin, creo importante no perder de vista lo que para mi, por lo menos, es obvio: las condiciones de salud de Jakelin -desde acá- seguramente, eran precarias; es dable pensar que no era una niña robusta.  Entonces, la pequeña de 7 años, con su frágil edad y salud, hace el viaje bajo las condiciones que ya se conocen a lo largo del territorio mexicano y pasando en su etapa final por el desierto de Sonora con su calor abrasador de día, y frío paralizador de noche; sin tener datos precisos sobre la alimentación e hidratación adecuadas de la niña, es razonable pensar también que no fueron las mejores durante el trayecto.  Cuando son finalmente detenidos por autoridades gringas, el padre de la niña les comunica a los agentes -o intenta hacerlo, pues entiendo que no habla inglés y en español la comunicación tampoco es muy fluida- que su hija estaba enferma. Los medios de comunicación han trasladado que de donde fueron detenidos al centro más cercano de la USBP hay un largo camino que se hace en aproximadamente 90 minutos; cuando llegó finalmente, la salud de la pequeña ya estaba en muy mal estado.  Es entonces cuando es atendida en el lugar, para luego ser trasladada vía aérea a un hospital en El Paso. 

Muchas cosas pudieron haber pasado mejor o, mejor todavía, no haber sucedido.  La familia nunca tuvo que abandonar su hogar, esta tierra los expulsó por la falta de atención de un Estado que no está allí para la mayoría de sus ciudadanos.  Pero de eso a que sea el “culpable” o que hay muerto a manos de la USBP hay mucho trecho.  Acá es donde entran en juego los intereses personales, sectarios y políticos.

Artistas gringos como Jim Carrey, Alissa Milano y otros han salido en redes sociales a condenar el hecho y señalar a la administración Trump.  La congresista de origen chapín, Norma Torres, ha llamado a hacer una investigación exhaustiva, señalando de antemano desidia por parte de las autoridades, desde el agente que la detuvo hasta el presidente de los Estados Unidos. 

Me parece una hijueputada -perdón la expresión- que se aproveche -si, aproveche- la muerte de esta niña para fines e intereses políticos.  No es posible que ante este hecho trágico haya actores políticos tratando de llevar agua a su molino. Si no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas, mucho menos hay que hacer hijueputadas que “parezcan” acciones bien intencionadas.  Es perfectamente entendible que los demócratas quieran tirarle lodo cada vez que pueden a Trump y que hagan lo que esté en su poder para sacarlo de la casa blanca, pero es inhumano usar como herramienta, como arma, la muerte de Jakelin Caal.  Solo imaginémonos que los papeles fuesen al contrario, no habría medio de comunicación o artista de Hollywood señalando al presidente demócrata de haber causado la muerte de Jakelin.  Pedirían paciencia para la investigación, sus plegarias para los deudos, etc. pero no estarían acusando de entrada a agentes federales, mucho menos al presidente. 

La congresista gringa Torres tiene muchos seguidores acá en Guatemala; su apoyo a la Cicig y a la lucha en contra de la corrupción le ha colocado como un estandarte, y qué bueno que desde su posición de poder en el imperio intente hacer algo por la tierra que la vio nacer, sin embargo, parece que ella no es ajena a la marrullería política igual a la que tanto critica ella misma del llamado pacto de corruptos.  Lamentable.

Debemos exigir a las autoridades, tanto gringas como chapinas, el esclarecimiento de la muerte de Jakelin y la mejor atención para su padre.  Es imperdonable que el gobierno de Morales o la cancillería de Jovel no hayan dicho ni pío y que nos hayamos enterado de la muerte de la niña por medios gringos y no por la boca de nuestras autoridades.

Una vez que se tengan los informes médicos forenses se podrá señalar de la muerte de Jakelin a quien sea responsable; al mismísimo Papa si fuese el caso, pero señalar a priori con todo y causas a la USBP es maléfico. 

La muerte de Jakelin Caal debe llamarnos a seria reflexión y a darnos cuenta de que mientras no atendamos las causas de la migración, tristemente morirán más niñas en el trayecto o en territorio gringo, pero no podemos ser tan irresponsables como los artistas ya mencionados o como la congresista demócrata y aprovechar la muerte de una niña de 7 años para fines políticos.  ¡Vergüenza!

Le pido a Jakelin que nos perdone por pertenecer a un Estado que no la atendió oportunamente.  Le pido que perdone a quienes aprovechan su muerte, pero que no hacen lo que pueden para que no mueran más niñas.  Le pido que perdone a quienes usan la retórica para señalar a los demás y no a si mismos. 

Descanse en paz, Jakelin Caal.

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