Les confieso que siempre que me siento frente a la computadora y veo esa pantalla en blanco, me siento amenazado, como si se me estuviese exigiendo algo que no tengo. Aunque durante la semana siempre tengo ideas para mi blog, siempre que llega el día de escribirlo se me esfuman. Algunas veces es más difícil que otras, pero siempre hay cierto miedo de enfrentar la pantalla en blanco. Miedo escénico, tal vez.
De los temas de esta semana recién pasada, se me ocurren dos de importancia para el presente y futuro de la región y de nuestro país, que quiero comentar.
Desde el día de mi cumpleaños de este año, se desató una serie de protestas en contra del régimen en Nicaragua que, luego de un par de reelecciones sucesivas al peor estilo de los regímenes de Venezuela, Turquía, Bolivia y Corea del Norte -por mencionar algunos- modificó el régimen de pensiones del seguro social, incrementando ostensiblemente las cuotas patronales, en un menor porcentaje las de los trabajadores, pero además reducía los beneficios para los jubilados. Es decir que se peleó con los tres principales involucrados en el tema de seguridad social de un solo. Parece mentira que el otrora líder subversivo no haya aprendido que no se debe pelear una guerra en más de un frente a la vez. Aunque más pronto que tarde el régimen dio marcha atrás, el daño estaba hecho. Desde entonces y de manera creciente, se ha desatado una ola de violencia represora en contra de las manifestaciones que en un inicio fueron estudiantiles, pero a la que se han sumado todos los sectores de la población.
El grado de brutalidad es propia de un sátrapa sanguinario y muchas voces se han alzado señalando y criticando al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la pareja presidencial por doble motivo. El recuento de los muertos ya va por 350 según algunas fuentes, y solo se incrementará dadas las condiciones.
Antes de esta represión gubernamental, había muchas personas que alababan el régimen de Ortega por dar las condiciones necesarias para el crecimiento económico y la seguridad que se vivía en ese país. Las inversiones extranjeras directas parecían no cesar, las que provenían no solo de países de similar corte “socialista”, sino de grandes empresarios de la región e incluso de inversionistas estadounidenses y canadienses.
Durante todo ese tiempo, hubo algunas voces -pocas inicialmente- que criticaban la forma de estas inversiones y lo que incipientemente se catalogó como una limitación a la libertad de expresión; hubo algunos que se atrevieron a descartar tales críticas citando incluso ejemplos como el de Singapur que bajo el férreo control de Lee Kuan Yew consiguió alcanzar estatus de primer mundo en cuestión de unas cuantas décadas, aunque eso significase ceder algunas libertades individuales y políticas. Nicaragua no fue Singapur ni Daniel Ortega es un Lee Kuan Yew; en lugar de fomentar un sistema de libre mercado, con puntuales y necesarios controles legales -no gubernamentales, pues existe diferencia- Ortega se decantó por un sistema de “crony capitalism” o capitalismo clientelista, en español. Negocios para los cuates, pues. Así, si alguien quería hacer un negocio, una inversión o desarrollo en aquel país, primero tenía que pasar “saludando al jefe”. Ese ha sido un secreto a voces y hasta a gritos. El que alguna vez luchó contra el dictador Somoza, se convirtió en eso y más. Como reza la consigna popular: “¡Ortega y Somoza, son la misma cosa!”.
Los chinos y rusos -estatales y privados- que hicieron buenos negocios en Nicaragua sabían que implicaba, pero también lo sabían y lo saben los empresarios de la región que han hecho grandes inversiones al amparo -y de socios- del sátrapa. Si bien antes de la debacle iniciada en abril de este año, pero ya con pleno conocimiento de causa, la cúpula empresarial de Guatemala representada en Cacif, fue a invitar al dictador a la Encuentro Empresarial Iberoamericano… ¡al encuentro em-pre-sa-rial iberoamericano! Sin duda veían en él un socio.
Cuando la izquierda ha señalado que en Guatemala ha habido un sistema neoliberal y que se ha implantado un régimen capitalista, yo no se si reír o llorar. ¡Acá lo que ha habido es mercantilismo puro y duro! Prueba de ello es, precisamente, ese tristemente recordado evento de invitación.
Los que no tenemos inversiones en Nicaragua, ni cuantiosos capitales que conservar a cualquier costo -y si además tenemos alguna formación jurídica-, nunca vimos las “bondades” de un régimen como el de Ortega, solo pudimos ver las flagrantes y constantes violaciones a preceptos de su propia constitución, ya no digamos a derechos fundamentales. Algunos, desde siempre, dijimos que Ortega y su camarilla eran una bola de ladrones que al amparo del poder que obtuvieron alguna vez legítimamente, mantuvieron ilegítimamente a fuerza de pan y palo. Pero a nadie debe extrañar su comportamiento, pues cuando alcanzó el poder por medio de las armas, se comportó como un dictador. Yo no conozco en la historia a alguien que ha sido dictador para luego convertirse en demócrata y en respetuoso del Estado de Derecho.
Si alguna lección nos da la triste experiencia nicaragüense es que un régimen, por más que corteje a las masas con discursos populistas y algunas medidas que lleven algún paliativo momentáneo y por más alianzas que haga con algunos mal llamados empresarios -pues son unos mercantilistas que hablan de libre mercado, pero viven y respiran privilegio y prebenda- si es inconsecuente con los primeros y expolia a los segundos, tarde o temprano caerá a manos de ambos.
Más allá de las culpas -que deberán salir a luz y dilucidarse probablemente hasta en tribunales- de unos y otros, lo que importa justo ahora es que todos, sin medias tintas sino contundentemente, condenemos el régimen autoritario, dictatorial y asesino de Daniel Ortega y su pareja Rosario Murillo. Es vergonzoso que los partidos de izquierda de Latinoamérica acuachados en lo que se denomina el “Foro de Sao Paulo” sean comparsas del asesino. Es particularmente vergonzoso -pero nada sorprendente- que los partidos de izquierda guatemaltecos, así como algunas “personalidades” locales como Rigoberta Menchú y Helen Mack -por mencionar un par de connotadas- respalden al dictador -los primera- y se mantenga calladita -la segunda- ante el que algunos ya han calificado como genocidio. Tanto para algunos mercantilistas como para los izquierdistas, un dictador no resulta tan malo si es cuate o protege sus intereses. Los unos y los otros se pintan tal cuales; no tengo para ellos adjetivos altisonantes ni maldiciones perpetuas, simplemente les deseo que el pueblo los vea tal cual son. Eso es más que suficiente.
No tengo idea cómo ni cuando se vaya a resolver esa crisis, pero espero que por el bien de los nicaragüenses y por la paz de la región, sea muy pronto y sin más derramamiento de sangre.
En el ámbito nacional, creo que el suceso que más revuelo ha causado -con o sin razón- es el aparente lanzamiento de Thelma Aldana como candidata presidencial. Digo aparente porque todavía no hay nada claro; ella no se ha pronunciado ni los partidos o partidos incipientes que la acompañaron en el evento “de lanzamiento” lo han hecho tampoco, que yo sepa.
El evento al que me refiero -por si no lo sabe aun- es una reunión a modo de cónclave que se llevó a cabo en el hotel Sheraton de San Salvador. Según las fotos que circularon en redes y los comentarios que le acompañaban, se pudo distinguir a varios personajes de la vida pública de Guatemala. Aunque una nota de elPeriódico minimizó la presencia de Aldana diciendo que fue como “oyente”, claramente se pudo observar que era la invitada estrella; no entiendo qué razón puede haber para minimizar su presencia. A su lado estaba sentado Oscar Clemente Marroquín, Director General del diario La Hora. Además, estuvieron presentes Nineth Montenegro, diputada y mandamás de Encuentro por Guatemala, Samuel Pérez Álvarez, Secretario General de Movimiento Semilla, Marcio Cuevas, ex Ministro de Economía, Peter Lamport, ex Ministro de Finanzas (ambos de gobiernos tildados como “neoliberales”), Edgar Balsells, ex Ministro de Finanzas del gobierno de la UNE, (dicen que también estaba presente Juan Francisco Solórzano Foppa, pero no puedo asegurarlo pues no vi fotos de el) y otros personajes no de menor importancia, sin embargo la lista es larga como para detallarla acá.
La reunión en si misma, la presencia de Aldana como figura principal y acompañada de Marroquín -en aparente mancuerna presidenciable- así como la presencia de todos los que a ella asistieron no tiene, en mi opinión, nada malo; ¿por qué habríamos de ver con malos ojos un intento de un grupo de personas -estemos de acuerdo con ellas o no- en estructurar una propuesta electoral con miras a ganar las elecciones del próximo año? Sin embargo, si surgen algunas dudas alrededor del evento, por ejemplo: ¿por qué realizarla en San Salvador? ¿Hubo intención de que no trascendiese? Podemos pensar que, con la presencia de tantas personalidades, no la quisieron realizar acá para no ser atosigados por la prensa, por ejemplo. De ser así, quedarían muy mal, sobre todo cuando el tema de transparencia es de tanta importancia en este contexto; la presencia del Director General de un medio de comunicación agravaría la cosa de haber sido esa la razón. Otra pregunta que merece hacerse y buscar una respuesta a ella es: ¿a instancias de quién o quienes se llevó a cabo? Y la pregunta que sigue es: ¿quién pagó el evento? Estas dos preguntas son de cajón. Ahora no me vengan a decir que no tienen importancia. Si se tratase de una reunión en un vecino país de cualquier otro posible candidato, con la presencia de tantas personas del acontecer político, toda la prensa nacional ¡ya no digamos la tuitosfera! estaría pidiendo, no, ¡exigiendo! las respuestas. Yo lo se, usted lo sabe y todos lo saben.
Otro tema curioso es la presencia -y posible candidatura vicepresidencial- de Oscar Clemente Marroquín, Director General de La Hora. Como ya dije, nada malo en que sea candidato, tiene todo el derecho. Sin embargo, un hijo suyo, Jose Carlos Marroquín, quien desde que fue víctima de un atentado en circunstancias que nunca se aclararon, vive en los Estados Unidos y allá, según fotografías que circularon en redes, mientras Thelma Aldana era Fiscal General, organizó reuniones con grupos de migrantes y, según dicen, le llevaba una suerte de estrategia política y mediática -con un padre dueño de un medio es más fácil, eso si- tendiente a lo que ahora vemos con la reunión de San Salvador. Ustedes se imaginan si, por ejemplo, hubiese sido funcionario Ricardo Méndez Ruiz y en viajes pagados con fondos públicos tiene reuniones con migrantes organizadas por, digamos, un hijo que vive en el extranjero, de algún dueño de un medio, este último lo defiende a capa y espada en sus columnas y en sus redes sociales y ahora se perfila como candidato vicepresidencial del primero, evidenciado todo esto en un cónclave realizado en Tegucigalpa, lejos de escrutinio de la prensa nacional. ¿Ustedes cómo creen que reaccionaría la prensa nacional? Dejen la prensa, Helen Mack, Alfonso Carrillo y Jordán Rodas presentarían sendos amparos ¡para detener la conformación de ese grupo o saber ni qué cuentos! Suena a chiste, pero usted y yo sabemos que algo así ocurriría. La anterior analogía es solo un ejemplo, pero quise hacerla con Méndez Ruiz pues se le menciona como un posible candidato presidencial. Insisto, ¿ustedes se imaginan cómo estaría la prensa si el caso hubiese sido así? Aclaro, nada malo en uno ni otro caso, pero lo que es evidente es el doble rasero de muchos medios. En fin.
De esa cuenta, que el papá -dueño de un medio que se ha dedicado a defender incondicionalmente a Aldana- del que se dice ha sido estratega político de Thelma Aldana durante su gestión, la acompañe ahora como su vice, resulta cuando menos interesante, por no calificarlo con otro adjetivo. Todas esas preguntas y muchas otras son las que seguramente un medio como La Hora y otros, siempre inquisitivos, harían de tratarse de cualquier otro posible candidato y cualquier otro grupo. Es posible que hoy o en los próximos días nos expliquen todo lo anterior, pero será demasiado tarde, pues lo debieron hacer de la misma manera que exigirían lo hagan otros de ser distinto el caso.
Más allá de la respuesta a esas interrogantes, en la reunión pues, hubo de todo. Estuvieron presentes miembros prominentes del sector empresarial, exfuncionarios de distintas administraciones y de distinta tendencia ideológica -al menos eso parece- dirigentes políticos y formadores de opinión; presentes estuvieron mujeres y hombres, viejos experimentados y jóvenes enérgicos. No me percaté si hubo paridad de género -así 50-50 como está de moda- o si hubo representatividad étnica, o si la hubo del colectivo LBGTIQQ (si, dos Q) pero imagino que estarán tratando de hacer un proyecto incluyente y de esa cuenta tratarán de que haya representatividad en su propuesta. Nada malo en ello. Al fin y al cabo, las elecciones son una fiesta cívica y como toda fiesta, casi como un festival renacentista, nunca faltan trovadores, malabaristas y merolicos. Me viene a la mente el refrán español que le da título a este blog: “De músicos, poetas y locos, todos tenemos un poco”. La fiebre presidencialista está en muchos y eso me trae a la mente la última estrofa de una canción de Humberto “chicuco” Palomo que mi difundo padre citaba con frecuencia: “No hay a quien no le agrade la idea de ser presidente, Don Juan o torero… pero yo en vez de eso prefiero que mes des un beso y me digas te quiero”. Francamente, de entre esas opciones, la primera no me llama la atención y la tercera me da algo de miedo, pero vamos ¡que me agrada la idea de ser un Don Juan!
A ver qué nos depara el destino y las elecciones; a ver si nos toca un músico, un poeta o ¡un loco!
2 Comments
¡Me encantó!
Muchas gracias, Chiqui! Abrazos!