La llamada “sabiduría popular” me fascina; siempre he querido ser de esos dicharacheros que sueltan una frase puntual en el momento justo. El oriente de nuestro país está lleno de ellas y de quienes las dicen.
A veces, esas frases o dichos no son de autoría local, sino son heredados de otros tiempos y otras latitudes. Así, desde la península ibérica nos ha sido heredado el que da título a este blog. Cuando se utiliza la expresión “Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, quiere decir que si hacemos muchas veces una cosa -que conlleva riesgo o que es gravosa- finalmente ocurre algo indeseado. En buen chapín, si jalamos demasiado la pita, se rompe.
No tengo certeza de cuándo surgió, pero probablemente tuvo origen en el imperio romano, cuando se introdujo a la Iberia la conducción de agua a través de largos e imponentes acueductos que llevaban “el vital líquido” a fuentes en el centro de los poblados y a piletas en las afueras. Las mujeres -como siglos después sigue pasando en Guatemala- eran las que, caminando a veces enormes distancias para ir a la fuente -fuente, pozo, pila- obtenían agua y la transportaban en un cántaro hacia los hogares para su consumo o para tareas domésticas. Entonces -no como ahora que son plásticos- los cántaros eran de barro e inevitablemente luego de innumerables idas y venidas, el cántaro se rompía, ergo: tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Luego de los eventos de esta semana recién pasada -y un poco de la anterior- esa fue la frase que se me vino a la mente.
Voy a dejar por un lado la evidente intencionalidad y “timing” de algunos en querer sacudirse a la Cicig de Guatemala y en particular a su Comisionado, el inefable Iván Velásquez. Eso es evidente; lo que a mi me sorprende es cómo los más duros críticos del presidente en ese tema se rasgan las vestiduras cuando él hace lo que hizo; podemos no estar de acuerdo y podemos criticarlo -y hasta impugnarlo- pero era de esperar. Ninguna sorpresa. Ciertamente a lo largo de su mandato no ha mostrado mucho carácter, pero tanto fue el cántaro a la fuente, que, pues ya vemos lo que hizo.
Mi postura hacia la Cicig ha sido siempre la misma; es indiscutible el aporte que ha hecho a las técnicas y capacidad de investigación -algunos difieren- pero también es indiscutible que, como toda entidad de personas, de humanos, es falible y corruptible. No me refiero a la corrupción a través de dinero, sino a la corrupción de su ética. Algunos -muchos- colaboradores de Cicig, de la Feci o de otras fiscalías bajo la influencia del ente internacional, para conseguir sus fines, para lograr lo que están mandados a hacer, violaron en más de una ocasión y a veces sistemáticamente, no solo los principios del debido proceso y del proceso penal en un sistema acusatorio y garantista, sino que con ello violaron la Ley. Tampoco digo que ese haya sido su modus operandi siempre, pero hoy en día es reconocido por unos y por otros que ha ocurrido. Comentaristas y analistas lo han reconocido, lamentándose, a raíz del anuncio del presidente. Y no me refiero a los que siempre han criticado a la Cicig con justa razón, a los que les pagan por ello o a los que tienen un canchinflín atravesado; me refiero por ejemplo a jóvenes y no tan jóvenes de colectivos sociales, comentaristas y generadores de opinión que han mostrado su apoyo al comisionado en distintas ocasiones, en eventos públicos, etc. pero que han percibido -finalmente- lo que algunos hemos criticado desde siempre; las tácticas intimidatorias, la prisión preventiva y la sistemática oposición al otorgamiento de medidas sustitutivas, el uso de testigos que a la luz de la distancia han resultado falsos, el manejo mediático de los casos, todo ello y más. Como ya he contado en más de una ocasión, Abogados conocidos míos, que en público son “incondicionales” de la Cicig, en privado me han tenido que reconocer que ha habido algo de aquello, pero que no lo señalan pues sería criticar a la Cicig y eso minaría la confianza en el ente. O sea, sí la han cantado, pero no lo digás muy recio.
Esos jóvenes y no tan jóvenes a los que me refiero, ahora ven -como yo- la tragedia de no haber sido más críticos cuando se requería y exigir que se aclarasen esos procedimientos ilegales, que se dejase de apelar todas y cada una -expresión muy usada- de las medidas sustitutivas que se otorgaban y, no contentos con ello, presentar antejuicios contra los jueces que tenían la osadía de otorgarlas en disenso de la toda poderosa Cicig.
Yo tengo amigos con los que en más de una ocasión peleamos -discutimos- pues ellos no admitían mis críticas puntuales y hasta me señalaron de pertenecer al infame pacto de corruptos. Ahora, casi todos ellos, reconocen no muy queriendo eso si, lo que se ha dicho de los procedimientos de Cicig.
Los radicales siempre han sido radicales, de ambos bandos. El apoyo popular a la Cicig siempre se ha discutido entre los que con algo de criterio y con poco o bastante información se forman una opinión de los hechos. A veces estaba un poquito más contra la Cicig, a veces un poco más hacia sus “incondicionales”, pero con lo que ha sucedido, todos nosotros los de en medio, lamentamos que Naciones Unidas o que la propia Cicig no haya cesado esas prácticas, corregido el camino y separado a los transgresores. Si lo hubiese hecho, hoy tendría muchos más que le apoyen. Me incluyo.
Sin embargo, como no hizo nada de eso, sino que desechó como ataques cualquier señalamiento o crítica que se le hacía, perseguía -hasta penalmente- a opositores y dijo este macho es mi mula y perdió algo de apoyo en la sociedad. Claro que todavía la apoya mucha gente y muchos la apoyamos, pero no “irrestrictamente”.
Ahora bien, no nos engañemos, la decisión -de la no renovación- fue tomada luego de que en la sede del poder hegemónico se avalara tal cosa. En otras palabras, los gringos le dieron permiso a Jimmy para hacer lo que hizo. ¿Y por qué? Pues en mi opinión fue porque “so much the pitcher went to the fountain…Al gobierno gringo le colmó la paciencia. La Cicig también se creyó superior a los gringos y cuando fue citado Iván Velásquez dos veces por la Comisión Helsinky -por la razón que sea- los dejó plantados y con los colochos hechos. Eso solo colaboró a que los que se sienten dueños del mundo empezaran a dudar de su control sobre el ente a pesar de donar buen dinero de sus contribuyentes. Se dieron cuenta que no tenían el control y eso ya no les gustó. Aunado a ello, los señalamientos en medios nacionales y en los medios gringos acerca de las violaciones al debido proceso y al uso excesivo de la prisión preventiva, generaron el ambiente propicio para que al más alto nivel de la actual administración se diera luz verde a la decisión del presidente Morales. No hay que perder de vista tampoco que el momento no pudo haber sido mejor para tal intención. El presidente Trump está pasando por lo mismito que Morales; está bajo una investigación -a Trump por lo menos no lo han acusado formalmente- por financiamiento ilícito, por irregularidades en las elecciones -apoyo de Rusia- e incluso tiene el paralelismo de haber sido acusado de abusos en contra de mujeres, al igual que el presidente Morales -solo que acá, hasta ahora, solo son señalamientos por parte de Edgar Gutiérrez-. Si a eso agregamos que, tanto en los Estados Unidos de América como en Guatemala, guste o no, la “mayoría silenciosa” del conservadurismo religioso se ha hecho escuchar, las condiciones no pudieron ser mejores para dar el anuncio de no renovación.
En Guatemala hemos sido testigos -y víctimas- de la impunidad y corrupción rampantes; justo en estos días nos enteramos de la proporción de la corrupción de Alejandro Sinibaldi que por lo menos a mi me ha dejado con la boca abierta. Necesitamos crear controles que impidan que eso vuelva a ocurrir y necesitamos combatirle cuando y si sucede, pero no se puede hacer a través de un ente que para conseguirlo viola el debido proceso y que no es responsable ante nadie. Como se ha dicho en más de una ocasión, no se puede combatir impunidad con impunidad. Las Naciones Unidas debió corregir Cicig mediante el cambio oportuno de comisionado, debió tomar en serio los señalamientos en contra del ente y tomar cartas en el asunto. Me atrevo a especular que, si se hubiese negociado en 2017 la salida de Velásquez a cambio de una renovación de 6 años, por ejemplo -algunos dicen que solo se puede de 2 en 2; yo no estoy de acuerdo- estoy seguro de que se hubiese conseguido a un profesional capaz y valiente que sustituyese a Velásquez. Eso hubiese cambiado de aire y relajado las tensiones.
Las reacciones a la decisión de Morales no se han hecho esperar; embajadores, activistas y organizaciones sociales se han pronunciado en contra de tal decisión y han exigido a Morales recular. Algunos lo han hecho a través de comunicados y pronunciamientos, pero las organizaciones sociales ya han avisado de movilizaciones en la provincia y en la ciudad para manifestar. Se sabe de varias -los 48 cantones, la Municipalidad indígena de Sololá, CUC y otros- a partir del lunes, el martes y el miércoles, pero los primeros en anunciar su movilización fueron los de Codeca, colectivo criminal -ellos mismos lo han reconocido públicamente- que ha decidido manifestar el 11 de septiembre. ¡Vaya fecha!
Yo no se si lo pensaron bien, pero el 11 de septiembre es un día muy particular para los gringos. Esa fecha, en el año 2001 fueron los ataques terroristas a las torres gemelas en Nueva York. Habiendo apoyado los gringos a Morales para su decisión, me pregunto como tomará Trump que acá se movilicen grupos criminales en contra de su decisión justo en el aniversario de los ataques terroristas. Mal hizo -en mi opinión- Edgar Gutiérrez en darles casi un ultimátum a los gringos de dar marcha atrás antes del 11 de septiembre pues entonces sería demasiado tarde. Se nota que el sagaz ex canciller no midió eso. ¡O tal vez si y era una clara amenaza! El hecho es que, para el 11 de septiembre, día que vivirá en la infamia -parafraseando a Roosevelt- para los gringos, han recibido una amenaza de Gutiérrez y que se materializará si no dan marcha atrás.
El secretario Pompeo ha dicho que quiere una Cicig “reformada”; chamanes, brujos y físicos nucleares han estado tratando de descifrar qué jocotes significa eso y hasta ahora no hay noticia. Si se tratará de la misma Cicig -que ya dijo Jimmy que nel- o si se tratará de una Fiscalía Internacional dentro del MP, no lo sabemos todavía, pero lo que si sabemos es que los gringos quieren el control.
Pudimos tener un ente internacional como Cicig por más tiempo; pero como tanto fue el cántaro a la fuente, se paró rompiendo y el agua se derramó. Todo, por culpa de quien mucho llevó el cántaro a la fuente…