SOPLA PITOS

Soplar pitos es una actividad que cada día es, no solo permitida, sino protegida en las legislaciones de los países alrededor del mundo. Hasta hace poco tiempo hacerlo en público era una transgresión castigada severamente.  Con el advenimiento de los medios masivos de información y de las redes sociales cada vez más y más estamos expuestos a ello; la moralidad de hacerlo es cada vez menos cuestionada, por lo que cada vez vemos más y más personas soplando pitos. Hacerlo públicamente ha de ser una decisión que no llega fácil a quienes lo hacen; se exponen al escarnio y al ostracismo, pero para los que lo hacen resulta ser algo imperativo: ellos y ellas necesitan soplar el pito. 

Soplar pito no tendría nada de cuestionable si no afectase la honorabilidad de algunas personas o causare daño económico a empresas multinacionales, ya no digamos a los gobiernos que se han tambaleado por un o una sopla pitos.  Tenemos en la política reciente -más o menos- el ejemplo de la interpelación a Bill Clinton por la ligereza de una becaria; la sopla pitos, luego de ello, grabó la conversación con una amiga y lo demás es historia.  

No se puede negar que soplar pitos es, a veces, la única forma de avanzar en este mundo cada vez más corrupto; soplar pito, aunque ilegal todavía en varios países, es no solo permitido, sino protegido como dije.  La Unión Europea, Canadá, Estados Unidos (hasta cierto punto), Suiza y Nueva Zelanda son ejemplos donde se protege a los sopla pitos.  

Luego de la soplada de pito, vienen una serie de repercusiones legales para quien lo hace, pero sobre todo para quien se ve afectado por ello, principalmente se debe aclarar si es cierto y por qué se estaban realizando esos actos ilegales, pero, sobre todo, inmorales.  Es por ello por lo que es algo tan controversial eso de soplar pitos, pero creo que es indispensable que tengamos en el debate nacional la posibilidad de hacerlo y de la protección a quienes lo hacen, siempre y cuando sea con el bien común en mente y no una vendetta personal, búsqueda de fama o hacerlo por dinero.  Soplar pitos por dinero es deleznable.

Lo anterior viene al caso, luego de que la semana pasada se supiera que un policía anónimo -hombre o mujer, no se sabe- reveló la intención de modificar los registros policiales y así beneficiar al hermano del presidente para que pudiese “limpiar” sus antecedentes policiales. El trámite es perfectamente legal, solicitarlo está permitido y no tiene costo alguno, pero debe hacerse por los canales adecuados y cumpliendo todos los requisitos de ley; lo contario es incurrir en ilegalidad.  Así, nos enteramos de ello a través de una nota del vespertino La Hora y luego por otros medios y redes sociales.  El hecho es digno de noticia e investigación, pues, no solo se trata de alguien que está siendo procesado, sino que es “el primer hermano de la nación”.  Acá y en la China eso es noticia.  Sin embargo, el problema está en que el o la agente que dio el chío lo hizo acompañando una fotografía -presumiblemente tomada con un teléfono celular- de la pantalla del sistema de la Policía Nacional Civil, revelando de esa manera datos personales y datos personales sensibles del hermano del presidente según están definidos en la Ley de Acceso a la Información Pública, hecho que según los artículos 61 y 62 de la misma Ley, son punibles administrativa y penalmente; la responsabilidad legal del medio de comunicación está en discusión, pues la aludida Ley habla solo de funcionarios.  

Más allá que en este caso se trate de una persona con perfil público, el hecho es que el o la policía que violó la Ley debiese ser investigado y sancionado como corresponde, como también se debe investigar si hubo intención de alterar los registros policiales indebidamente.  No sabemos si el día de mañana un policía “porque si”, altera el récord policial de cualquiera de nosotros y nos lleva judas. Es importante sancionar al policía que supuestamente alteró los antecedentes del hermano del presidente, pero también es importante sancionar al policía que tomó y compartió ilegalmente la fotografía de los registros policiales.  Una cosa no obsta de la otra y no son mutuamente excluyentes.  

Como era de esperarse, se generó un pequeño debate público sobre ese hecho, pero nadie -excepto yo, acuso decir- se percató de la ilegalidad cometida por el policía sopla pito y por el medio que difundió originalmente la fotografía.  La corrupción no puede pretenderse erradicar del quehacer público si se deja pasar esta transgresión; no es honesto tener la actitud de que: “como su intención era buena, no importa que se haya violado la Ley”.  Ese es el camino al infierno (si es que no estamos ya en él).  Importante es decir acá que la actividad sopla pitos está íntimamente ligada al ejercicio periodístico; sin sopla pitos, muchos periodistas jamás hubiesen ganado fama, ya no digamos premios Pulitzer.  

Como dije, se debe poner en el debate público la posibilidad de proteger a los sopla pitos y de enmarcar su actividad dentro de los márgenes de la ley.  Mi opinión es que siempre y cuando sea en aras del bien común o que se busque evitar un daño mayor, debe permitirse soplar pitos; como ya dije, hacerlo por dinero o por otra causa mezquina es deleznable. 

Falta mucho por avanzar en la legislación en ese y otros temas, por supuesto, pero un buen paso hacia delante es ponerlo en el debate público y eso si, mientras no sea normado y protegido, castigar a quienes lo hacen contraviniendo la ley; si se modifica luego, el acusado o condenado podrá pedir que se le aplique la nueva y benigna ley, pero mientras tanto, debe ser procesado. 

Tal vez debí iniciar este artículo explicando que sopla pitos es la traducción libre de whistleblower, término utilizado para las personas que exponen cualquier información sobre actividades posiblemente delictuosas o no éticas de personas o entidades, ya sean públicas o privadas; se da mucho en el ámbito laboral, mercantil y bursátil, por ejemplo.  Lamento si el término sopla pitos lo pudo haber confundido a lo largo de este texto. Creo que debemos estimular y proteger a los y las sopla pitos para que avancemos en la senda de la trasparencia, pero mientras tanto, mientras en Guatemala sea ilegal, ¡al bote los sopla pitos! Aplicamos la ley por parejo a todos, ¿si o no? Si no, solo estamos soplándonos el pito.

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