OTRA SEMANA MAS

Empieza una nueva semana, la número 33 de año y sin que suene anticipadamente a los que paran siendo unos anuncios insoportables, solo quedan 15 semanas para el mes “más lindo del año”.  Vuela el tiempo, ¿no?  Empezamos la 33 todavía con el estruendo de la conferencia de prensa del viernes por la tarde en donde la Fiscal General y el Comisionado de la Cicig junto a dos fiscales “estrella” nos transmitieron lo que desde hacía algunas pocas horas ya sabíamos gracias a la vertiginosidad de las redes sociales: ese día se presentaron dos antejuicios, uno -otro- contra el presidente Jimmy Morales y otro contra la diputada Nineth Montenegro.  En la conferencia nos proporcionaron algunos detalles de las solicitudes y en qué se fundamentan. 

La conferencia fue muy parecida a aquellas que daba la anterior fiscal -y ahora presumiblemente candidata presidencial- Thelma Aldana, pero, aunque parecida, fue distinta.  Mi apreciación es que se desarrolló con mesura y cuidado, me dio la impresión que la nueva fiscal no quiso caer en el error de señalar mediáticamente; fue duramente criticado el proceder de su antecesora cuando en sus conferencias de prime-time se excedió en más de una ocasión a pesar de que su semblante siempre fue parecido a un autómata.  En esta ocasión, se dio la información necesaria y no más.  La misma mecánica de la conferencia se vio a veces con breves interrupciones en las que tanto los fiscales como el mismo comisionado previamente a intervenir, solicitaban la venia de la fiscal general.  Imagino que por ser la primera de este tipo faltará pulir la dinámica. Lo que si me quedó claro es que la actual fisca controló la actividad y previamente habrá advertido que no quería sobresaltos de ningún tipo.  Si es así, bien por ella.  Aunque en las redes, los medios -y por supuesto en la masa sedienta de sangre- las conferencias de la anterior fiscal causaban una especie de paroxismo entre quienes gozaban de ellas, mucho se dijo sobre su conducencia -la propia embajadora Nikki Haley en su visita hizo algunas “sugerencias” al respecto- y, por lo menos a mi, me resulta evidente que esta fiscal no cometerá los errores de la anterior.  De cualquier modo, luego de unos meses de ausencia mediática, la Fiscalía General inaugura, cual serie de Netflix, la “segunda temporada” de la serie y como sucede con esas series, la fanaticada está extática y pendiente de cuándo saldrá al aire el nuevo episodio.  Sin duda vivimos en la civilización del espectáculo que bien nos describe Vargas Llosa.

A pesar de ello, hay algunos que todavía no creen que la nueva fiscal sea una funcionaria comprometida con su tarea, es decir, la persecución penal y la averiguación de la verdad. Algunos, los más fans de la serie de Netflix, quieren sangre, quieren el regreso de aquellos apoteósicos operativos a las 6 a.m. en donde con lujo de fuerza y como si se tratase de la captura de un peligrosísimo narco, el MP y la Cicig realizaban allanamientos para el secuestro de documentación en entidades privadas.  Imagino que los 50 o 60 elementos de seguridad fuertemente armados que vimos en todos los medios era por si les “brincaba” algún guardia con su pinche revolver o si algunos documentos se ponían difíciles (sarcasmo incluido).  A esos fans solo con aparatosos procedimientos y dramáticas conferencias de prensa semanales se les apacigua.  Se debió de haber incluido dentro de las funciones del MP y dentro del mandato de Cicig el tener que apaciguar a los fanáticos; una nueva falencia a la hora de redactar leyes y convenios (de nuevo, sarcasmo).  Lo que pudimos apreciar el viernes pasado es, ni más ni menos, que el compromiso de la fiscal general con su trabajo, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese. 

Más allá de la simple mecánica o de las caras largas de algunos de los televidentes más enjundiosos, lo importante es el contenido y los hechos que en la conferencia se presentaron; el presidente nuevamente enfrenta un antejuicio por financiamiento electoral ilícito y la diputada Montenegro su primero -algunos que no la quieren bien dicen que si se escarbase se encontraría mucho, pero mucho más por que procesarla, pero eso no salió a luz el viernes- y ambos antejuicios deberán seguir su curso legal, ningún otro.  El del presidente llegará a la Corte que, arrogándose facultades que no están en la Constitución o en Ley alguna, harán un “pre-antejuicio” y determinarán si se debe cumplir con la Ley (otra vez sarcasmo) y remitirlo al Congreso que es el órgano competente.  Allí, los acorralados diputados no creo que sorprendan y resolverán que no ha lugar a formación de causa penal o cuando menos, no resolverán que si, con lo que al igual que el anterior antejuicio, quedará en el limbo en espera, tal vez, a la segunda venida de Jesucristo.  El rechazo del antejuicio será señalado como otro acto más del llamado #PactoDeCorruptos -con todo y hashtag- y provocará manifestaciones en “la plaza” en rechazo a la decisión, y a básicamente cualquier cosa que hagan estos diputados.  Legítimo ejercicio democrático que ojalá no se salga del orden y no provoque una reacción desmedida y violenta de parte de las autoridades; eso sería nefasto.

Por su parte, el antejuicio en contra de la diputada llegará a la Corte Suprema que en este caso si es competente para conocer del antejuicio contra diputados.  Alguien me hizo la observación que esta corte no ha rechazado ni un solo antejuicio contra diputados, así que se espera que este no sea la excepción. 

Parafraseando a la colega Dina Fernández -colega de oficio, no de profesión pues yo no soy Periodista profesional como ella- en su columna de hoy, el antejuicio contra el presidente es solo una mancha más para el tigre, pero el antejuicio contra la diputada si tiene el potencial de alterar el panorama político en miras a las elecciones del 2019.  Más allá de la posible candidatura de Thelma Aldana por el partido de la diputada Montenegro, a ella -la diputada- se le percibía hasta ahora como una legisladora responsable y derecha -no de ideología, pero por lo menos de proceder- percepción que se cae con la sola presentación de este antejuicio por parte del MP y Cicig. 

En mi opinión tanto la presentación de los antejuicios, como lo que ocurra con ellos, más allá que estemos de acuerdo o no con la decisión de quienes les conozcan, lo que demuestra es que el sistema funciona y las leyes, mal que bien, se cumplen. Otros 100 pesos son que nuestros funcionarios actuales no nos satisfagan o que sus decisiones no sean las más felices. Cambiemos a través del voto a los funcionarios que no nos gustan y exijámosles decisiones en beneficio de la sociedad a través de los mecanismos legales y si no, están allí también las consecuencias administrativas y penales si no lo hacen.  Decimos que queremos parecernos a sociedades más “civilizadas” como la alemana, la sueca o la holandesa; ¿cuándo fue la ultima vez que usted vio que sacaran “a sombrerazos” a algún diputado en esos países?  Ni siquiera a los más fascistas que son repudiados por las mayorías, cuando son electos algunos pocos, se les respeta y si hay causal para su remoción, se hace dentro del marco jurídico, no a pencazo limpio como se pretende acá.  Entonces, si queremos ser más como aquellas sociedades, comportémonos más como aquellas sociedades, sin importar que claramente nuestras autoridades no son como aquellas, pero cabe preguntarse que qué es primero. 

Luego de este cuarto antejuicio -pendiente del que supuestamente vendrá por abusos sexuales del presidente- creo que es importante que se logre investigar con mayor profundidad el asunto del financiamiento electoral y si algún dinero de esa campaña llegó a las cuentas personales del presidente; para ello es necesario que se le retire el antejuicio y no hay de otra. 

La Fiscal General ha dicho en más de una ocasión, pero lo repitió en la conferencia, que el retiro del antejuicio no supone alguna otra medida como la orden de captura, por ejemplo.  Algunos, con razón, temen que la fiscal pueda pensar de esa manera, pero el Comisionado no y una vez retirada la inmunidad, se solicite, por primera vez, la captura de un presidente guatemalteco en funciones (Otto Pérez Molina renunció justo antes de su captura).  Si esto no es así y la desconfianza es infundada, la culpa la tiene la propia Cicig y el Comisionado, pues como dice el dicho: hazte fama y échate a dormir. La “fama” del Comisionado le precede y no hay confianza -ya no digamos certeza- que el retiro de la inmunidad presidencial sea solo para investigar y no para aumentar la lista de los detenidos “preventivamente”.  Lo siento, pero así es.

En el caso de la diputada Montenegro, va a ser interesante su reacción; algunos le han recomendado renunciar y “allanarse” a la justicia, sin embargo, creo que no conocen la aplicación del término en materia procesal, pues eso implicaría que la diputada no se opusiese no solo al antejuicio, sino al juicio y estoy absolutamente seguro de que ella no se allanará entonces. 

Como dato curioso, en el caso de la diputada, hay quienes le ha recomendado también que a modo de eximente o cuando menos de atenuante, diga públicamente quien o quienes se beneficiaron de ese financiamiento ilícito en la modalidad de vallas de publicidad, como queriendo decir que ella no tiene responsabilidad en el hecho que se le imputa por virtud del uso o aprovechamiento del financiamiento.  Francamente es un argumento falaz que de ser acogido -y aplicado en ambos casos- eximiría también al presidente, pues él, al igual que la diputada, aunque secretarios generales de sus partidos, no recibieron directamente el dinero; en el caso de la diputada se dice que las vallas fueron para otros candidatos de su partido y en el caso del presidente es ampliamente conocido que el dinero de los empresarios no llegó siquiera a la contabilidad del partido, pues lo canalizaron a través de la estructura corporativa de la colaboradora eficaz Paulina Paiz.  Entonces, si es aplicable la eximente o atenuante a la diputada, lo es para el presidente también; lo que es bueno para la gansa, es bueno para el ganso, dice el dicho en inglés.

Y así, en la semana 33 del año, seguimos enfrascados en más de lo mismo, por culpa, eso si, de los mismos errores o mismas mañas de siempre.  Es un circulo vicioso que tenemos que romper.  Eso si, no se rompe si no tomamos mejores decisiones a la hora de votar; el cambio empieza allí.  No se resuelve todo y no podemos simplemente votar y dejarla “ahí nomás”, debemos elegir a personas capaces y no solo porque prometen esto o lo otro, debemos elegir a quien ha demostrado diligencia y honestidad en sus posiciones anteriores y no solo porque diga que va a “luchar contra la corrupción”.  Aceptar solo eso sería equivalente a entregarle la administración de un su bar a un alcohólico arrepentido que nos promete que no volverá a beber. 

Como no se cómo terminar este blog porque esta semana empieza como muchas otras de este año y de otros años, simplemente le dejo una reflexión de Marx, pero no Karl, sino del buen Groucho: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos en todas partes, diagnosticarlos incorrectamente y aplicar los remedios incorrectos”.  Después no nos quejemos pues…

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