LARGA AUSENCIA

Han pasado dos meses desde que escribí por última vez en este blog; distintas razones lo han motivado.  Para empezar, creo que cada vez la gente lee menos artículos de opinión, pues las redes sociales nos tienen saturados y de todos modos es más fácil/rápido leer 280 caracteres que dos o tres cuartillas.  Poco a poco, el grueso de la sociedad se satisface con tuits o publicaciones en Facebook.  Soy frecuente y activo tuitero, pero yo mismo me doy cuenta que somos pocos los que profundizamos en uno que otro tema.  Los llamados “formadores de opinión” que desde los medios o desde nuestras páginas personales tratamos de ilustrar con nuestras opiniones, debemos hacer un profundo y constante análisis de cómo mantener entretenidos a nuestros lectores en esta era de pos verdad.  Pareciera que ya no estamos en una sociedad líquida, sino que gaseosa. Pareciese que la sociedad se sublimó. 

En fin, esa es una de las razones, muy personal y tal vez algo egoísta, pero hay otra de mucho más peso que además ha causado ya daño; resulta que a raíz mi último blog, titulado ¡Adiós, Cicig! Mi página sufrió un ataque bastante peculiar.  Por supuesto que no puedo culpar a nadie en particular, pues realmente no sé si vino de un bando u otro, pero el hecho es que la lista de suscriptores a mi blog, es decir, los que reciben en su correo electrónico mis publicaciones, se multiplicó exponencialmente (3751 veces) y, de esa cuenta, muchas personas recibieron 3751 veces mi mismo post.  Algunos me pusieron sobre aviso e inmediatamente avisé a los buenos amigos que mantienen mi página para que lo resolvieran.  Tomó algún tiempo determinar el problema y resolverlo, pero para entonces el daño estaba hecho.  Algunos de mis suscriptores, creyendo que eso sucedía por mi voluntad, hartos de recibir miles de veces mi blog, me mandaron mensajes con improperios, pidiendo ser removidos de la lista.  No los culpo. 

Por este medio, ofrezco mis excusas y pido me disculpen todos aquellos que, por culpa del ataque, recibieron innumerables veces el mismo post y se hartaron.  Sepan, por favor, que no se trató de algo voluntario, sino de un ataque a mi página dirigido a perjudicarme.  Lamento que ustedes hayan sido los afectados. 

Desde ese blog, publicado en 3 de septiembre, último día de Cicig, han ocurrido muchas cosas que merecen, por supuesto, ponderación y comentario; la debacle de las comisiones de postulación que ha puesto en un aprieto constitucional al país pues por una parte el proceso venía con varios vicios, pero dizque para “salvar” esos vicios, la Corte de Constitucionalidad emite una resolución -una más- fuera del ámbito de su competencia, violentando así la misma constitución que debe proteger. 

La operación de una comisión en el Congreso que, sin tener ninguna forma de emitir pronunciamientos vinculantes o posibilidad alguna de influir en procesos judiciales -supongo que tanto los diputados como los que acuden a las audiencias lo saben- también ha tenido la atención de los medios; como digo, sin posibilidad alguna de incidencia material, si ha servido como tribuna para quienes se creen afectados por el operar irregular -posiblemente ilegal- de la Cicig y que, o ningún medio les ha prestado atención, o si lo han hecho, lo hacen escueta o burlonamente.  Como dije precisamente en mi blog anterior, la Cicig paró cayendo no solo por los esfuerzos de sus detractores, sino más bien por los propios vicios y la nula capacidad -ni ganas- de rectificar.  La Cicig tuvo cáncer, pues sus propias células se multiplicaron perniciosamente y pararon ocasionando su muerte. 

Los procesos judiciales siguen su camino y los nuevos llaman la atención de una sociedad que encontró diversión en ellos, aunque por supuesto, el sometimiento a la Ley de presuntos criminales no es nada de qué divertirse; muchos, en redes, medios y en tertulias, más que convicción de justicia, sufren de morbo.  Uno de esos casos es el que involucra a Sandra Torres en el financiamiento electoral ilícito de una de sus campañas. 

Por otro lado, la Fiscal General Porras no consigue tregua con unos ni con otros, pues si hace, algunos dicen que hace mal y si no hace, que no hace nada.  Sospechosamente, la bancada de la UNE ha presentado una iniciativa para que un FG pueda volver a ser removido casi casi, por simple capricho del poder político; nos guste o no, uno de los avances en se sentido es que se le provea a la Fiscalía General independencia de los vaivenes políticos. 

El gobierno, ya en sus últimos estertores, sigue envuelto en escándalos, entre otras cosas, por la mala disposición de algunos -muchos- de sus funcionarios que, más allá de sus capacidades o no, han tenido una pésima relación con la prensa y eso, inevitablemente, hace que la animadversión sea magnificada.

Por otro lado, el presidente electo Giammattei y su equipo, han dado muestras de seguir trabajando para lo que se viene, que son 4 años duros.  La situación económica nacional, en el concierto de las naciones, puede tener un despunte, si y solo si, hay condiciones para la inversión y confianza en las instituciones; sin embargo, como tristemente se ha podido evidenciar en Chile, la desconexión de las autoridades y de los políticos hacia las necesidades populares pueden traerse al traste, -dispensen la cacofonía- condiciones de inversión favorables en un santiamén. 

En fin, la eterna coyuntura nos abruma, pero no por ello se deben perder de vista los temas trascendentales; el ruido no debe perturbar la hoja de ruta que, guste o no, el país debe seguir para ir saliendo del marasmo que parecemos tener desde hace algún tiempo. 

Por último, quiero reiterar mis excusas y pedir disculpas a quienes se vieron afectados por el ataque a mi página.  Espero que quienes si deseen seguir suscritos no se vuelvan a ver afectados por algo similar.  Agradezco todos los comentarios, incluso los altisonantes, pues hicieron que tomáramos cartas en el asunto.  Muchas gracias.

¡Hasta la próxima!

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